Matices

«Tenía la conciencia limpia;no la usaba nunca» Stanislaw lerzy Lec

 

No se trata de que bebas alcohol,sino como y por qué lo bebes.

Cada persona tiene una forma de consumir diferente a la de otra:unos beben un tipo de bebida,otros en más o menos cantidad,los hay que beben a diario y otros ocasionalmente,algunos les da por beber a lo largo del día cuando otros consumen lo mismo en breve espacio de tiempo,… y así podríamos sacar infinitos matices tomando por colores la frecuencia,la cantidad,el tipo de bebida,el uso,etc.

Pero lo que no agrada de ese «cuadro alcohólico» personal nunca es el estilo,sino la impresión que causa.

Al hablar de de «matices» es porque a pesar de cómo,cuánto,dónde y por qué bebes alcohol,cuando has enfermado,éstos se empiezan a omitir u ocultar.

Llega un  momento en que los enfermos pasamos de los típicos y comunes reproches a sentirnos acorralados por «repetición de la jugada» constantemente. Es ahí donde solo vemos escapatoria en la comparación y justificación: «¡Pero tu también bebes! o ¡Los demás también beben y no dices nada!»

Pues precisamente en esas excusas que empleamos de argumentos es donde está la verdadera gravedad del consumo: «Es cierto,yo bebo,esos beben,casi todos beben,pero con un pequeño «matiz»… que no lo hacen cómo tú.»

Es absurdo e inútil querer justificar un consumo que evidencia la autodestrucción,abuso,y falta de control. No hay por donde pillarlo.

Cuando nos referimos a alcohólico como enfermo no estamos hablando de una persona que se toma un vaso de vino o dos para acompañar una comida,una copa en la terraza junto al mar un día de descanso,o uno que bebe un poco de cava en una fiesta. No,nos referimos a eso. El enfermo alcohólico no bebe para amenizar,bebe porque lo necesita como el mismo aire necesitamos para respirar.

Compararse con los otros es un recurso muy pobre de argumentación.