¿Marcados cómo el ganado?
Los alcohólicos que nos queremos recuperar, no debemos permitir nunca someternos al estigma y la hipocresía social.
Es cierto que personas como nosotros, que durante décadas hemos estado consumiendo, abusando, perdiendo el control con frecuencia y siendo unos irresponsables de nuestros deberes y obligaciones, nuestros comportamientos y conductas han hecho probablemente mucho daño y herido los sentimientos de los demás. Ante esta evidencia indiscutible sólo nos queda aceptarlo y rectificar para intentar mejorar y crecer como personas.
Pero por otra parte no debemos tolerar de ninguna manera sucumbir al estigma y a la hipocresía social de ser etiquetados por nuestra enfermedad.
No justifico ningún comportamiento de nadie (empezando por mí) que haya actuado o tenido consecuencias por ir intoxicado. Soy el primero que soy muy estricto y exigente, considerando que ir bajo los efectos del alcohol nunca debe ser un atenuante sino un agravante.
No obstante, así como soy tajante y firme con la verdad y honestidad de nuestros errores vitales y asumo las consecuencias, también de que cuando alguien se inicia en el camino de la recuperación y se esfuerza para rectificar y comenzar una nueva vida, un nuevo aprendizaje y reconstrucción de su propia persona y la relación con los demás sin beber, debe ser apoyado, animado y motivado para ayudarle a lograrlo.
Desde que dejé de beber para ordenar mi vida tuve, por mi enfermedad, muchas batallas contra mi propia persona. Ahora, que poco a poco voy consolidando la recuperación y he comenzado a volver a quererme y gustarme, no me desgastaré con «otra guerra» contra la ignorancia social e hipocresía de esta sociedad con y para esta enfermedad; el alcoholismo.
Defenderé con toda mi convicción a aquellas personas que cada día luchan como titanes, sombras y fantasmas para salir a flote del infierno del alcohol, que no sean marcadas como el ganado.
Cuidado con el hablar y opinar gratuitamente, y mucho más con los juicios y prejuicios sobre la enfermedad del alcoholismo, porque hoy estás hablando del otro … y mañana puedes estar arrastrándote pidiendo ayuda.
El alcohol no tiene amigos ni hace distinciones. Nunca sabemos si nos puede tocar a nosotros mismos o a alguien muy cercano y que queremos mucho.
Parémonos un instante a reflexionar sobre lo difícil que ya se le hace por sí solo al enfermo luchar contra él mismo para que luego, cuando lo haya superado, venga el gigante social y le ponga el pie encima para volver a sumergirlo.
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Tienes razón .!!!!