Los valientes se acobardan y los débiles se fortalecen
Es fácil comerte el mundo cuando vas colocado o drogado. Crees que puedes con todo y todos porque te apoyas, sustentas y refugias en una sustancia que consigue engañar a tus verdaderas emociones, especialmente el miedo, y las anestesia de tal modo que todo nos parece sencillo de afrontar.
Creo que toda esta situación que millones de personas viven: utilizar el alcohol para enfrentarse y afrontar a situaciones diarias y cotidianas, no es más que una cobardía vital embotellada.
Los verdaderos actos de valentía se alcanzan cuando las personas consiguen vencer sus miedos, temores y angustia y consiguen enfrentarse a la vida sin adulterar las percepciones ni decisiones a base de sustancias artificiales «que nos hacen ese trabajo sucio».
Para mí, una persona alcohólica no es débil sino enferma. Cuando nos tratamos y recuperamos nos damos cuenta de la verdadera fortaleza que llevamos en nuestro interior.
No permitamos que nuestra vida la maneje otro, el alcohol. Seamos dueños de nuestros actos y decisiones asumiendo las consecuencias, buenas o malas, pero al menos … no adulteradas.