Los jóvenes no temen a una sobredosis de alcohol.

Les hemos «enseñado» tan mal sobre las consecuencias del alcohol y han tenido un aprendizaje asociando que el alcohol es para divertirse y ocio, además de reforzarles con la idea de que es algo cultural, tradicional, y social, que crecen y dan sus primeros pasos en la adolescencia y juventud, pensando que no es una droga.

Si ya comienzan creyendo eso, que el alcohol no es una droga, ¿Cómo van a creerse que el beber les puede llevar a una sobredosis?

Los comas etílicos, las continuas y constantes intoxicaciones en menores, los accidentes, dramas, y tragedias, el efecto que potencia la violencia de un abuso del consumo, etc. provocados por el alcohol cada día, especialmente en fines de semana, son numerosos y de efectos devastadores por mucho que se intente ocultar.

En las charlas que voy dando en los colegios, más de la mitad desconocen al ser preguntados, que el alcoholismo es una enfermedad. Mucho menos que el alcohol sea una droga.

Hace unas décadas se intentó que se considerase una «droga blanda», pero visto los resultados de esa nefasta e incompetente prevención, parece que no dio muy buenos resultados.

Los adolescentes y jóvenes no son alcohólicos por coger algunas borracheras, pero no hay que olvidarse que dentro del tratamiento del alcoholismo no se trata exclusivamente el alcoholismo como enfermedad con dependencia, tolerancia, y consumo prolongado. También el abuso de alcohol o la pérdida de control son causas suficientes para poner en manos de profesionales o tratamientos cuando esto les sucede a nuestros hijos.

¿Qué todo el mundo bebe? ¿Qué no hay que ser exagerados’ ¿Qué es algo muy normal en nuestra sociedad? … ¡No nos equivoquemos: hoy le toca al hijo de otro, mañana al nuestro!

Concienciar, concienciar, y concienciar. La prevención es el paso previo, pero si esta no se ha hecho correctamente, al joven hay que concienciarle de las posibles o futuras consecuencias en las que puede derivarle un mal consumo o un episodio de abuso. Y por supuesto, al hablarles de alcohol, enseñarles a comprender que cuando este se toma sin moderación ni control hace los efectos como cualquier droga o más potente, me atrevería a afirmar.

De nuestra educación trasmitida (la de los adultos/padres/educadores,etc.)de pende su comprensión y capacidad de moderación que puedan adquirir en un futuro, si es que consumen.