Los incomprendidos

Ser, hacerse, o sentirse incomprendido, son cosas muy distintas.

Es un patrón de conducta muy frecuente en los enfermos alcohólicos: Pensamos que nadie nos entiende y comprende lo que nos sucede, que lo nuestro es lo más serio, importante, grave, complejo que lo de los demás.

Parece como si creyéramos y estuviéramos totalmente convencidos de que los demás no tienen problemas o si los tienen, no son cómo los nuestros.

Para mí, después de darle vueltas y vueltas durante años, duras reflexiones y negociaciones conmigo mismo, he llegado a la conclusión de que estas sensaciones de incomprensión no son más que meras excusas para compadecernos, hacernos la víctima, y tener un motivo para convencernos y justificar el por qué de nuestra forma de consumir enfermiza.

» ¡Es qué no me entendéis. Si os pasara lo que a mí, vosotros también beberíais como yo!»- Así estuve años repitiendo la misma cancioncilla por no querer aceptar la dura y cruda realidad y evitar ver que más que incomprensión lo que tenía era una grave enfermedad.

¿Problemas? ¡Pues claro que un alcohólico tiene muchos problemas! Si ya de por sí, la gente normal y corriente que lleva un orden y organización en su vida ya los tiene, imaginaros una persona que además bebe compulsiva y obsesivamente alterando la percepción de la realidad y viviendo en otro mundo todo el día, escondiéndose de ella y evitando afrontar las responsabilidades.

Al final, lo mismo de siempre … Todo lo que hace el alcohólico es una excusa o tiene trampa. Los enfermos alcohólicos somos muy buenos artistas e intérpretes, capaces de actuar con mucha convicción si con ello podemos seguir bebiendo. La cuestión es tener siempre «argumentos» para evitar el tratamiento.

Hoy en día me importa huevo si me comprenden o no los demás. Lo que busco es comprenderme y conocerme a mi mismo. Y sé que no lo conseguiré si el alcohol corre por mis venas. Por lo tanto, … «obras son amores, y no buenas razones».

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