Que los árboles no te dejen ver el bosque

Estamos tan anclados y concentrados en lo que nos dicen y «nos venden» del alcohol y sus consecuencias que acabamos por perder la visión conjunta de lo que sucede en realidad. Tantos detalles, tanta desinformación y manipulación de los medios y los intereses creados que al final no vemos los que claramente está pasando enfrente de nuestras narices.

Si nos dijeran que el alcohol es la primera causa de muerte en el mundo nos resultaría extraño y hasta exagerado.

En cambio, si la misma premisa se reformula de la siguiente manera: «Las consecuencias directas e indirectas por el consumo y abuso del alcohol son la primera causa de muerte en el mundo» seguiríamos incrédulos pero nos despertaría la atención lo de «directo e indirecto», y ahí es adónde quiero llegar.

¿Directas o indirectas?

Las causas directas son las evidentes: accidente por ir colocado, ebrio, intoxicado, muerte física por algún órgano del cuerpo tocado y lesionado, etc.

Las indirectas son esas que todo el mundo sabe y nadie dice ni se atreve a insinuar.

¡Pues bien, yo me mojo!

Suicidios, depresiones y trastornos varios, violencia de todo tipo (género, doméstica, física y criminal), accidentes laborales y domésticos, ahogamientos, caídas y «accidentes tontos», despistes, soledad, y un sinfín de consecuencias que, aunque nos maten directamente, nos conducen a la muerte por la otra puerta.

Y eso es por culpa de los «árboles»: nos fijamos sólo en los detalles sin apreciar el conjunto de la maldita pandemia que se nos viene encima: consumo abusivos, desproporcionado, excesivo y prolongado de alcohol desde edades muy tempranas.

Si eso es uno de los pilares de las nuevas generaciones, el abuso de sustancias tóxicas y psicotrópicas, … ¡Estamos bien jodidos!

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