Lo que no me engaña

Aún habiendo sido un gran mentiroso y experto por mis años de consumo, cuando se trata de alcohol, todavía siempre me (nos) la pueden pegar. Esa capacidad infinita de inventar nuevas excusas y recursos para mentir nunca termina. Por mucho que crees que sepas la verdad, siempre te la pueden meter.

Pero hay algo que no me engaña de ninguna manera: La expresión del rostro de un familiar de un alcohólico.

No necesito mucha más información inicial ni contexto añadido más que mirar directamente a la cara de una persona que sufre la tristeza,frustración, amargura y dolor por un ser querido enfermo o con graves problemas de alcohol.

Son caras que reflejan la angustia personalizada. son rostros desencajados. Son miradas tristes, lágrimas reprimidas, y un cansancio vital muy inexplicable si se desconoce esta enfermedad.

Los años, aunque lleve pocos son diez veces más que suficientes por horas de trabajo, experiencias, dedicación profunda al análisis de muchos perfiles y situaciones diferentes, me han enseñado a saber leer e interpretar esas expresiones tan características de los familiares, parejas o amigos de los enfermos alcohólicos.

Nunca mientras escriba en esta página me olvidaré de recordar y mencionar que los familiares también enferman. Algunos (yo me mojo y diría más de la mitad) mucho más que el propio enfermo porque llevar la carga toda tu vida de la preocupación e incertidumbre de ese » ¿Volverá a las andadas?» creo que es peor que el propio infierno si es que este existe.

Vengo de familia con antecedentes alcohólicos … y sobreviví. Fui alcohólico activo durante veinticinco años … y reaccioné teniendo la suerte y el privilegio de poderme poner en recuperación. Ahora bien, si en un futuro algún familiar mío directo y con el que sienta un gran vínculo afectivo enferma de alcoholismo, incluso sabiendo lo que sé y habiendo vivido toda esta situación, honestamente … no sé cómo lo encajaría.