Lo intentaré por mi cuenta

«Si cambias el modo en que miras las cosas,las cosas que miras cambian» Wayne Dyer

 

No es para menospreciar a nadie,y mucho menos a aquellos que lo hayan podido lograr,pero el 99,9% de veces que se intenta por cuenta propia,el dejar el alcohol cuando estamos enfermos,suele acabar en fracaso o un intento desesperado para acallar nuestro autoengaño.

«Dejarlo» es una palabra muy genérica. Cuando eres alcohólico,el alcohol no sólo  se deja,se recupera la persona.

De «taparla botella» a olvidar que existe,hay una gran diferencia.

Insisto continuamente que dejar la sustancia es un paso inicial y necesario pero nunca suficiente. Después del abandono y la abstinencia,hay que tener ganas de vivir y aprenderlo a hacer sin necesidad de alcohol nunca más. Sin necesidad enfermiza,por supuesto,y sin necesidad de tenerlo presente como nuestra tabla de salvación.

Eso es la recuperación alcohólica:un proceso.

La diferencia en hacerlo por nuestra cuenta con la de dejarnos ayudar es abismal. La primera cuentas sólo con tu fuerza de voluntad y necesitas crearte tu propia motivación para seguir sin consumir en una sociedad donde el alcohol corre por todos los lados. Por otra parte,dejarse ayudar y seguir un programa grupal,si es posible,hace que nos demos cuenta de que lo que nos sucede a nosotros no es exclusivo, y que muchas personas padecen la misma enfermedad,las mismas consecuencias,y las mismas preocupaciones y adversidades cuando deciden ponerse en tratamiento.

El sentirse reflejado,el apoyarse en un colectivo que te entiende y comprende, y el tratar con personas que han pasado por todas las fases de la rehabilitación,siempre ayuda mucho a llevar esa carga y herencia tan pesada que nos deja el alcohol a lo largo de la vida.

Para mí es importante que cualquier persona salga de este infierno sea como fuere (por lo civil o por lo penal),pero siempre mejor si confía y se deja ayudar tanto por profesionales como personas que hayan vivido la misma experiencia.