¡Lo dejo cuando quiero!

Decir que esta es la primera mentira que nos decimos sería absurdo e ilógico porque para llegar a soltar esta «parafraseada», nosotros los alcohólicos, ya hemos dicho, hecho, e intentado múltiples recursos y estrategias para aparentar tener un control cuando en realidad tenemos una carencia.

Esta expresión es lo máximo en cuanto a auto justificación y engaño. Es una manera de querer demostrar y demostrarnos algo que sabemos que no podemos y, el hecho de decirlo, nos da como más seguridad y refuerza nuestra propia mentira que increíblemente nos creemos.

«Lo dejo cuando quiera» está cargado de connotaciones que delatan un problema con «eso» que queremos dejar:el alcohol.

Delata que existe un exceso, abuso, pérdida de control frecuente o esporádica, y especialmente un consumo prolongado.

Delata que si tenemos la necesidad de decirlo es porque hemos sido «bombardeados» con avisos y advertencias, con reproches y recriminaciones, con un ultimátum o algún tipo de condicionamiento (maletas en la puerta, cierre de grifo económico, etc)

Delata una necesidad de presumir y aparentar un control absoluto dando explicaciones que nadie nos ha pedido (evidentemente, una persona que no tiene problemas de alcohol no tiene ninguna necesidad de justificarse de este modo)

Delata que ya se ha intentado pero al no comprender la enfermedad hemos retomado el consumo porque nosotros lo queríamos,no porque tuviéramos una necesidad imperiosa de hacerlo, pero nos ha quedado la duda.

Delata inseguridad y derrota ante el alcohol porque aunque no reconozcamos y neguemos el problema, estamos viendo que poco a poco nos domina.

Es una expresión muy típica y tópica de personas con un consumo de riesgo o probablemente ya enfermos que intenta encubrir, disfrazar o camuflar la verdadera gravedad implícita de la misma.

Yo también estuve casi tres décadas diciendo que lo dejaba cuando quería … y al final era todo lo contrario desde hacía muchos años: Era un » No puedo dejarlo cuando quiera…, necesito ayuda para hacerlo»