Hacer leña del árbol caído

Bastante tiene ya un alcohólico con su enfermedad para que encima se le pongan trabas, obstáculos y adversidades para ayudarle, o simplemente se le masacre con reproches y se le recuerde constantemente su estado.

Quién más quién menos (siempre más) sabe o ha visto a alguien cercano que padece esta enfermedad y comprende que el estado anímico, emocional, y de autoestima del que la padece, suele estar por los suelos si es que algo le queda.

No pretendo nunca justificar ningún comportamiento como consecuencia del alcoholismo pero si debo empatizar con ellos (no sólo porque yo lo sea y todo lo que escribo, lo he vivido) sino porque soy de la opinión qué para ayudar a un alcohólico hay que meterse en su mente y entender un poco como funciona y no al contrario: esperar que ellos, bajo los efectos del alcohol, la dependencia y necesidad, e intoxicados, puedan comprender lo que el resto pretende decirles o trasmitirle.

En primer lugar, cuando un alcohólico niega, no acepta, miente, y se contradice … está siguiendo su «lógica». El alcohol no le permitirá escapar tan fácilmente, y para ello le moldeará para que se se convierta en un experto en mentiras, tramas, conspiraciones, y conflictos. No es más que un mecanismo de defensa que crea el enfermo para poder seguir bebiendo.

Por eso, hay que tener mucha paciencia y esperanza, optimismo y no rendirse nunca, buscar alternativas, soluciones, y estrategias mientras tengamos, aunque sea un mínimo, de comunicación.

Es cierto y obvio que los resultados no suelen ser halagadores ni esperanzadores y muchas veces la sombra del fracaso planea sobre este tipo de intentos, pero por muy mentira o excusa que sea, si el enfermo «habla» de dejarlo, ponerse en tratamiento. o necesitar ayuda … por muchas veces que nos haya engañado o estafado, siempre hay que considerar la posibilidad de que esta vez sea cierto.

Nunca se sabe con exactitud que pasa por la mente retorcida y empapada de un alcohólico, pero a veces lo que pasa es que la intención es real y es en ese momento cuando necesita toda la ayuda posible.

Comprende el desespero de los familiares y entorno por el cansancio que les pueda suponer oír esta misma canción, una y otra vez. Pero … a veces la flauta suena, sólo hay que permitir que lo haga.

En resumen, es muy fácil hacer leña del árbol caído cuando uno ha enfermado de alcoholismo, pero esa no es la vía.

 

2 Comments

  1. Concepcion Alcaraz en Facebook el 15 agosto, 2016 a las 12:54 pm

    Es muy nuestro !!’

  2. Azucena Larrea en Facebook el 15 agosto, 2016 a las 3:51 pm

    Alerta

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