La única enfermedad, que en lugar de tener que tomar algo para ponerse bien, hay que hacer todo lo contrario : No tomarlo

Recuerdo perfectamente una de esas «iluminaciones», cuando comencé esta empresa personal de querer recuperarme de alcoholismo y seguía todavía muy intoxicado (dígase confuso, aturdido, desorientado, y totalmente ignorante de lo que me sucedía). que me vino a la cabeza una idea muy básica, tal vez de mis primeras reflexiones verdaderas y no justificaciones habituales, qué vaya enfermedad más tonta: Lo único que tengo que hacer es no beber para ponerme bien.

Evidentemente, a medida que fui entendiéndola y el proceso que significa y supone la recuperación, comprendí que la cosa no era tan sencilla.

Pero tengo un grato recuerdo de esta reflexión porque me dio una luz, un camino, y una esperanza para como mínimo, seguir hacia adelante.

Afortunadamente lo hice y a base de trabajar, pensar y actuar, … poco a poco pero progresivamente fui escapándome de ese maldito infierno del alcohol del que había estado atrapado veinticinco años.

Hoy en día, cuando observo o escucho todo tipo de enfermedades y veo la cantidad de fármacos, tratamientos invasivos, pruebas, constantes visitas al hospital, etc que sufren muchos allegados nuestros, me siento agradecido y uno de los hombres más afortunados de este planeta por la oportunidad que tuve, la ayuda que me dieron, y la fortuna de haber sido perseverante en el proceso.

Siempre buscamos claves o panaceas que nos den una solución rápida y fácil, pero muchas veces la respuesta se encuentra en estos pequeños detalles y pensamientos positivos de superación.