La paradoja de la ayuda

Para mi es innegociable que se necesita ayuda para salir del alcoholismo, pero a la vez, resulta contradictorio que el único que puede ayudarse es uno mismo si de verdad se quiere conseguir, por lo que resulta paradójico al parecer una contradicción, al menos aparente, entre dos ideas.

Pues por la confusión que pueda crear estos conceptos en las que el enfermo, por actitud y conducta, siempre se inclinará e interpretará la que más le interesa; la de ayudarse él mismo sin necesidad de nadie, lo expondré de otra manera: Se necesitan dos tipos de ayuda que tienen que comulgar juntas e ir de la mano.

Primero, sin ayuda de los demás, tanto para decidirse a a reconocer y aceptar la enfermedad, como para ponerse en tratamiento queriéndose recuperar, es casi imposible.

Por otra parte, una vez llegado a este proceso, dejándonos  ayudar para comprender el significado y la gravedad de la enfermedad que padecemos, sólo podremos conseguirlo con nuestra «ayuda propia»: Actitud, iniciativa, motivación, esfuerzo y sacrificio, y predisposición.

Por eso soy un firme defensor de que para salir del alcoholismo hay que hacer un programa bien hecho, con una buena base, y entendiendo muy bien que el enemigo debe de dejar de ser la botella para entender que el verdadero, somos nosotros mismos. No se debe acudir a una recuperación con la esperanza de aprender a controlar y dejar de beber o que nos enseñen a dejar de beber haciendo el trabajo otros.

El programa debe ser el lugar donde nos enseñan las letras, los fonemas, la gramática y semántica. Al finalizar este período de tratamiento, las «palabras de nuestra vida» las tenemos que componer, conjuntar, y expresar nosotros.

De nada sirve saber como se habla sino somos capaces de hacerlo.

Creo que la paradoja … no es tan paradoja:

Nos ayudan para que luego aprendamos a ayudarnos a nosotros mismos.