La paradoja de un alcohólico.
El sueño de todo alcohólico es poder beber cuánto y cuándo quiera pero sin padecer las consecuencias por ello. Y eso, eso no es más que una paradoja por la incompatibilidad de las dos acciones.
¿Si bebes continuamente, abusas, pierdes el control? Sí o sí tendrás consecuencias.
No se puede estar en Misa y repicando a la vez.
¿Quieres bienestar y tranquilidad pero cada vez que bebes te sientes mal? Entonces no bebas.
Hacemos lo sencillo complejo y lo complicado muy fácil: Una persona que lo está pasando mal por alcohol y ha entrado dentro de la cronicidad e irreversibilidad del consumo, ya no puede beber nunca más.
Pero, ¿Y si tengo la necesidad de hacerlo aunque sé que me va a sentar mal? Pues entonces con más razón necesitas ayuda porque ya no hay duda que a lo que los demás insisten en llamar necesidad no es más que enfermedad.
Un dato a considerar: Que nadie piense que hay «escuelas para aprender a beber y a controlar». Lo que hay son centros, especialistas y profesionales para ayudar a recuperarte.