¿La noche es mágica?
La noche puede ser igual de mágica que el día. No es el horario quien marca «la calidad» o grado de encanto, es la manera de como lo vivimos cada uno.
En esos momentos en que sí, que la noche puede ser mágica, si hay abusos o excesos de alcohol y drogas ya pierde de inmediato toda esa magia. Pasa de ser mágica a fantasiosa, surrealista, confusa.
Cuando apelamos a esta frase tan poetizada, si los que lo hacemos es porque durante la noche existe una permisividad y licencia social para poder beber y desahogarse haciendo lo que nos venga en gana y desinhibiéndonos, es una excusa más para poder consumir.
La noche, para una persona enferma alcohólica o con riesgo por su frecuente abuso y pérdida de control, es la oportunidad para ser quiénes de día no nos atrevemos a ser.
Que la noche sea oscura no quiera decir que tape nuestras miserias. Es más, hay una luz artificial que las pone más al descubierto.
No entremos en falsos mitos y no nos hagamos fantasías de que en la noche todo puede suceder y es cuando pasa lo «divertido y agradable».
Cuando una persona está bien consigo misma, le es indiferente que sea de noche o día, otoño o primavera, sábado o martes, porque ya sabrá ver la magia y contemplarla en cualquier momento.
Para resumir ese concepto tan alcohólico de lo mágico y fantástico que puede resultar la noche si esta se utiliza para beber y abusar, yo os cambio mil noches de cuando bebía por un despertar en el amanecer envuelto por la sobriedad y serenidad. ¡Eso sí que es magia!
Vivir es vivir, no es seguir un guión sino sentir y experimentar todo lo que nos va sucediendo y disfrutarlo o afrontarlo sin sustancias añadidas que lo distorsionen. Vivir es naturalidad. Beber, artificialidad.