La mejor manera de demostrar los cambios es haciéndolos.

«Un poco de sinceridad es algo peligroso; demasiada sinceridad, es absolutamente fatal» Oscar Wilde

Los alcohólicos utilizamos con frecuencia verborrea y el pregonar «intenciones» para luego , con dos copas, no hacerlas o tener una idea diferente.

Siempre estamos fantaseando y apegados al «yo haré», creando expectativas alcohólicas (esas que se dicen pero ni siquiera se emprenden) o comenzando proyectos y emprendiendo nuevas aventuras de las que a los tres días ya nos hemos cansado.

Nuestra ilusión es eso: ilusión.

Si la vida nos da la oportunidad de poder cambiar una vida de mierda (creo que en este aspecto debemos coincidir la mayoría, por no decir todos, los que hemos pasado por el mundo de las drogas y el alcohol), debemos aprovecharla.

No todos tienen esa suerte.

Pero aprovecharla implica y significa mucho más o menos de un modo secuencial: comenzar por desvincularse de todo aquello que hacíamos mientras consumíamos y empezar primero y prioritariamente por quererse. Luego, despacio pero sin pausa ir reinventándose hasta conseguir una nueva versión de nosotros mismos o como mínimo volver a ser aquellos que fuimos antes de acabar atrapados por el consumo. El trabajo que viene después una vez sentadas las bases es inmenso: mejorar, madurar, crecer, volverse más tolerantes, respetar, recuperar la sensibilidad que las sustancias habían anestesiado, etc.

Todo ese proceso llamado recuperación no es una demostración, sino un hecho y realidad que debe llevarse a cabo.

No nos recuperamos para agradar más, para impresionar o por ego (yo soy capaz de …), lo hacemos para ponernos bien y optar a tener una vida tranquila, en paz y armonía, y conseguir un equilibrio y bienestar.

No hay nada que hablar, decir, contar, demostrar, … simplemente hay que actuar, hacer y no esperar más que llegarse a reencontrarse y gustarse con uno mismo tal como es, sin necesidad de sustancias o efectos artificiales.

La vida no es un suplicio ni una condena, la vida es un regalo y es maravillosa si uno se siente bien.

¿Demostrar? Un alcohólico no tiene nada que demostrar, tiene que recuperarse y todo lo demás ya vendrá por añadidura.

 

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