La huella del abuso de alcohol

No es sólo el lamentable estado que acabamos, sino la desolación y ruina que vamos arrastrando de sentimientos y emociones.

Los enfermos alcohólicos vamos sembrando destrucción a medida que nos adentramos más y más en nuestra enfermedad.

No es un mal día, un mal mes, ni tan siquiera un mal año o etapa. Es una vida casi entera.

La enfermedad te trae el consumo frecuente y prolongado. la enfermedad te hace perder el control constantemente. La enfermedad te hace manipular a los que te quieren, incluso destrozarlos y arruinarles la vida, con tal de poder continuar y permanecer en ella. La enfermedad te anula como persona, te vacía el alma, te borra los principios, valores y dignidad. La enfermedad acaba con tu autoestima. La enfermedad te deja vendido.

Todo este proceso deja una huella muy honda.

De ahí la importancia urgente de tomar conciencia, porque cuanto más alarguemos la decisión de frenar el consumo y ponernos en tratamiento, por muy buena intención que tengamos y mucha bondad que nos caracterice, cada vez será peor, más difícil y con más efectos colaterales.

Esta situación agónica y desesperante no debe convertirse en un impedimento para buscar ayuda y recuperarse, sino todo lo contrario: Una motivación para solucionar, sino el pasado, al menos el presente y futuro sabiendo rectificar conductas y comportamientos.¡ Y lo que es más importante: Poderse perdonar a sí mismo!

 

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