«Nadie logró nunca nada espléndido fuera de quienes se atrevieron a creer que algo dentro de ellos era superior a las circunstancias» Bruce Barton

El sufrimiento,al igual que el amor,planea sobre todas las personas. Llevo muchos años escribiendo ininterrumpidamente sobre alcoholismo (especialmente sobre conductas y emociones) y tengo claro que es una enfermedad mental,muy compleja,y muy infravalorada desde el punto de vista de gravedad.

Pero del mismo modo que no dudo en eso,también es cierto que esta sociedad está enferma y que de alguna manera,las personas enfermamos de todo tipo de historias y el alcoholismo no es la única.

Por lo tanto,no me gusta caer en la compasión y en el hacerse la víctima. Todos tenemos nuestra cruz y nuestros padecimientos.

El alcohólico es un enfermo afortunado porque tiene dos ventajas sobre muchas otras enfermedades:La primera es que tiene localizada la «dolencia» (sabe por que le pasa). La segunda,es que dentro todo lo mala y compleja que es,tiene tratamiento y solución (si no bebe,es susceptible de mejorar y probablemente de recuperarse)

Siento admiración por todas las personas que se superan y retan las adversidades sorteándolas (por supuesto incluyo a todos los enfermos alcohólicos que «al menos» lo intentan),pero especialmente me impresiona y alecciona a la vez,aquellos a los que la enfermedad no le tumba y no dejan que su su hermoso rostro exprese las puñaladas traperas que se reciben en el alma.

Me considero un guerrero dentro de mi enfermedad, pero sin darme cuenta he tenido que mantener la espada desenvainada para luchar constantemente,y me alegra ver como otras personas que sufren y padecen igual o más,saben combatir con la mejor arma que pueda inventarse;la sonrisa