La fuerza del amor

La fuerza del amor no es el título de una película sensiblera de esas que nos quieren tocar la fibra fantaseando con nuestras carencias emocionales. No, no es eso. La fuerza que da el amor es el motor, la energía, y el aliento que impulsa a muchas personas en este planeta, en todos sus lugares, a que cada día muchas personas (muchas más de las que imaginamos) vuelvan a tomar las riendas de su vida abandonando el alcohol al concienciarse de que el consumo de este les ha hecho enfermar, se pongan en tratamiento, se rehabiliten y recuperen, y poco a poco vayan reestructurando y componiendo a base de mucho esfuerzo, perseverancia, e introspección, una vida que la botella les robó o truncó.

Es un alegato y exaltación de que la recuperación alcohólica sí es posible.

Siempre «hace más ruido» lo malo, el fracaso, y la frustración. En el caso del alcoholismo, las recaídas o la propia falta de aceptación de la enfermedad hace que muchas personas no tomen la verdadera conciencia y acaben por volver a beber, pero también es cierto que muchas, en el anonimato y sin apenas alardes o hacer ruido, sin mediatizar o proclamarlo a los cuatro vientos, van recuperándose cada día y volviendo a restablecer o recomponer una vida, su familia, y su entorno, consiguiendo salir de este infierno.

Ya es suficiente el estigma y la etiqueta social impuesta desde la hipocresía para no tener que desanimar más a enfermos alcohólicos que sufren terriblemente y hacen padecer esta enfermedad a terceros.

Hay muchos programas, técnicas, y método diferentes que dan el éxito siempre que el propio enfermo decida seguirlas y cumplirlas, pero sin humanidad y amor … se presenta como tarea casi imposible.

No se trata de compadecerse de los alcohólicos ni victimizar. Todos sabemos que esta enfermedad nos hace comportarnos inadecuadamente y nos hace lastimar a todos los que la viven junto a nosotros, e incluso a veces, por qué no, llegar a la tragedia. Pero tampoco es justo que la opinión ajena y social en general estigmatice de tal manera que parezca que nadie se recupera, nadie cambia, o nadie lo consigue, porque esto …¡No es verdad!

Quiero y siempre pretendo motivar a las personas que padecen esta enfermedad, que luchen y no se rindan, que apelen al amor y se dejen amar por los que intentan hacerlo, porque de este infierno, en contra de la opinión generalizada popular, …¡Se sale!

 

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