La enfermedad alcohólica no entiende de genero
Hay que explicar que este tipo de consumidores “in crescendo”, utilizan el alcohol para combatir la soledad, tristeza, melancolía, nostalgia, falta de actividad y lo consumen como medicamento. Al beber, no piensan debido a que anestesian las emociones y así, copa a copa, caen litros (suelen beber vino, a solas y a escondidas y desde luego no tienen nada de “bebedores sociales”).
No se caracterizan por sus escándalos y las consecuencias son muy diferentes a los bebedores a los que estamos acostumbrados a ver. Hoy en día van “adquiriendo” terreno otras modalidades de consumo más camaleónicas que pasan más desapercibidas y en perfiles de personas que jamás hubiéramos imaginado. Por ello, más que nunca, se debe estar alerta.
A esto, en un principio se le atribuyó al síndrome del nido vacío (personas que, al volverse mayores, sufren muertes o divorcios de cónyuges, hijos independizados y poco a poco se van quedando solos) que sin ser un experto en la materia ni competente para pronunciarme, lo considero bastante acertado. Pero hay que añadir más que una simple etiqueta.
¿Beber quita la ansiedad? ¡Eso es una mentira y una falacia tremenda! Beber alivia temporalmente la ansiedad porque anestesia nuestras emociones y pensamientos, pero al desaparecer los efectos, esta aumenta.