La culpabilidad que tanto nos pesa
¡Jamás. El pasado no es nadie para poder atraparnos si nosotros no queremos. Nosotros diseñamos nuestro futuro!
Una de las expresiones que más me jode (y más daño hace a los enfermos alcohólicos, aunque sea estereotipada e involuntaria) es la de : ” La gente no cambia”.
La gente, mejor las personas, sí que cambian. Pueden cambiar, crecer, evolucionar, y por supuesto … recuperarse de enfermedades mentales y emocionales tan complejas como es el alcoholismo.
Si yo no creyera en esto, …¡mal iría!
Si me hubiera dejado llevar por la opinión ajena, los comentarios gratuitos, y las frases hechas con connotaciones derrotistas y pesimistas, muy probablemente hoy continuaría bebiendo y arrastrándome por la vida.
Dejar de beber es sencillo, mantenerse en esa postura y crear una nueva vida sin necesidad de consumir es lo que de verdad cuesta.
Por esa razón, apelando a mi lenguaje bélico que utilizo como recurso frecuentemente, esta guerra se gana ante todo, con mucha convicción y fortaleza.
Todos nosotros, alcohólicos en diversas fases (los rehabilitados, los que están en fase y proceso, e incluso los que siguen consumiendo porque su necesidad es tal que no se ven con fuerza para dejarlo), no debemos nunca dejarnos condicionar y mucho menos coaccionar por lo que digan, piensen o hablen los demás.
Pero, si la opinión externa puede hacernos mucho daño en nuestro duro recorrido y trayecto de vuelta a la vida, más todavía si cabe puede hacernoslo el pasado. Las conductas, comportamientos y situaciones que hicimos por ir bajo los efectos del alcohol, sin ánimo de justificar a nadie ni atenuar ninguna circunstancia por ello, deben ser jamás un impedimento para mejorar o como mínimo, intentarlo.
Un alcohólico siempre tendrá una herencia alcohólica. Pero si de verdad quiere recuperarse, que no se deje esclavizar por el pasado y asumiendo su responsabilidad, aprenda a aceptar la culpabilidad y convertirla en oportunidad, el remordimiento sustituirlo por ofrecimiento, y la falta de autoestima e inseguridad para transformarla en energía que nos de vitalidad.
Eso, son procesos “invisibles” pero muy reales y debemos aprender de nuestra enfermedad y sus consecuencias, para convertir los defectos del pasado en virtudes del futuro.
¿Atrapado en el pasado? Yo cada día me levanto para construir un futuro …sin alcohol. Hace tiempo me bajé de ese tren maldito.