La cuesta de enero … emocional

Acostumbrados a referirnos a la «cuesta de enero» como símbolo del gasto y la economía después de tantas fiestas y la vuelta a la normalidad, nos hemos olvidado que el verdadero daño es el interno, el personal, el sufrir ese impacto de volver a chocar con la realidad que durante todo el año, si no hacemos nada para cambiarlo, nos va a acompañar.

Vivimos en una sociedad muy consumista, muy acelerada, y especialmente competitiva. Una sociedad en la que nos esforzamos más en agradar a los demás que a nosotros mismos. Las personas con trastornos de personalidad o emocionales (aunque no sean severos ni muy graves) ante estas fechas recientes tan agitadas y con tanta apariencia externa, de un modo u otro acaban por revolucionarnos y auto-exigirnos un balance positivo, cosa que no suele ser así. En el caso del alcoholismo, que es una de estas enfermedades que muy bien representa esta inestabilidad ante cambios tan bruscos, tenemos la tendencia a arrepentirnos temporalmente, a compadecernos y culparnos magnificando y dramatizando más aun la situación.

Esas personas que padecen alcoholismo y han llegado a la conclusión de que su única opción para salvarse es dejar de beber, dejarse ayudar, y recuperarse, la cuesta de enero no tiene que ser por arrepentimiento, sino por convencimiento.

Está muy bien proponerse dejar de beber y recuperarse pero nunca hacerlo frivolizando y menospreciando la gravedad de esta enfermedad. Tratarse de alcoholismo no es lo mismo que hacer una enciclopedia, apuntarse a aprender a tocar un instrumento o aprender un idioma. No es un «propósito» temporal que si nos cansamos al cabo de unos meses, no pasa nada. No, no funciona de este modo. La recuperación alcohólica es sinónimo de recuperación de la vida, de renacer, de resucitar, de reinventarse. No vale el «ya me he cansado o lo volveré a intentar más adelante».

Aprovechemos bien esta cuesta de enero para conseguir un bienestar emocional que sea para siempre. ¿Qué es duro? Todo lo que vale la pena en la vida, requiere trabajo, esfuerzo, y perseverancia. Además, si alguien sigue creyendo que es duro recuperarse del alcoholismo, personalmente yo le digo que más duro es seguir siendo alcohólico activo y empeorar cada día que pasa.

 

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