La chulería alcohólica

Generalmente, todos los alcohólicos hemos sido «muy chulescos» durante la máxima expresión de la enfermedad. Estas manifestaciones de soberbia, arrogancia, autosuficiencia, prepotencia, … son muy características de ella.

» ¡A estas alturas yo no pienso cambiar!, ¡A mí nadie me dice lo que tengo que hacer …!, ¡No necesito ayuda de nadie!»

Expresiones de una actitud chulesca muy posible y probablemente por los efectos del alcohol.

Este tipo de frases … cabrean. Rozan el egocentrismo y narcisismo, agreden verbalmente a los qué de verdad nos quieren ayudar, y acaban provocándoles una gran decepción y frustración ante la impotencia de ver que no pueden hacer nada.

De todos modos, ya os anticipo, por experiencia personal y profesional, que esta actitud tiene dos posibles finales: Enfermar más o remediarlo con tratamiento.

En el primero, huelga especular con el resultado porque todos sabemos lo mal que va a acabar. en el segundo, hay una gran probabilidad por no decir completa, de que desaparezca para ir dando paso a virtudes ahogadas en el alcohol como son la humildad, honestidad y sencillez.

Dejarse ayudar no es de débiles, sino todo lo contrario: de valientes, prudentes, e inteligentes.

Con la chulería y tozudez no se llega a ninguna parte. Con la recuperación … a todos los lugares llamados vida.

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