De la anécdota al drama.
Tenemos esa extraña «habilidad» de convertir todo lo sucedido y relacionado con el exceso o abuso de alcohol en algo gracioso y cómico. Incluso magnificamos exagerando lo qué realmente ha sucedido para hacerlo, si cabe todavía más, anecdótico.
Esas anécdotas tan comentadas y jaleadas el «día después», a lo largo del tiempo se irán distorsionando hasta alejarse de la verdadera realidad.
De hecho, se emplea a la persona intoxicada (bebida, ebria, colocada) como recurso cómico en películas, obras, series, y un largo etcétera.
Pero, ¿Cuál es la verdadera realidad?, ¿Qué hay de cierto y qué de mentira en todos estos episodios tan graciosos?
La dura y pura verdad es que de divertido no tiene nada. ¡Absolutamente nada! Más bien diría que tiene mucho de drama, por no decir todo.
Pongamos el típico ejemplo habitual pero dándole dos posibles finales:
«Un tipo va muy bebido y aunque en su estado normal es muy responsable, un día bajo la desinhibición (ese «pasar de todo» o «de perdidos al río») debido a una intoxicación del consumo, coge el coche y conduce en ese estado.»
a) Llega a casa y no pasa nada. Duerme «la mona» y despierta al día siguiente sin acordarse de nada. Se tranquiliza porque todo está en la normalidad y lo cuenta a sus amigos como algo super gracioso.
b) Sin entrar en detalles de morbo: Sufre un accidente dañando a él o a otros
Hemos pasado en un instante de cómico a dramático.
La «suerte» es que suceden pocas cosas en comparación de las probabilidades posibles y eso hace que las personas que se exceden, abusan o tienen un consumo prolongado, no se asusten y sigan consumiendo contando historietas.
Esta situación la podemos extrapolar a cualquier otra.
Y ya que estamos de anécdotas, voy a detallar una personal para que se pueda conocer la magnitud de lo que estoy relatando:
» Estaba tan enfermo que ya en mi última fase de consumo antes de ponerme en tratamiento, conducía cada día sin carnet, sin seguro, sin ningún tipo de documentos, y siempre muy bebido. Había muchas formas de regresar a casa, pero yo siempre elegía la más peligrosa;conducir.
Por las mañanas, al despertar, lo primero que hacía era mirar el coche para ver si había tenido algún accidente o había sucedido algo.»
Bien, ¿Os parece gracioso y anecdótico o más bien un drama?
No me hace falta ninguna respuesta. ¡La tengo clara!
Por si alguien se pregunta: Entonces, ¿Por qué lo hacías Mica, si sabías que corrías riesgo y eras un peligro para los demás?
Entonces, sin dilación y con rotundidad contestaré: ¡Porque ya lo he comentado:Estaba muy enfermo!