Insaciables

Tanto preguntarse cuando uno se convierte en enfermo alcohólico, cuando cruza esa linea imaginaria entre el beber alcohol a enfermar, el concepto de insaciable sería una buena respuesta.

Insaciable literal como metafóricamente. Nunca deseamos dejar de beber, siempre queremos consumir. Beber y beber más. Esa actitud jamás puede ser placentera, sino una conducta enfermiza.

Nunca es suficiente, no sólo a nivel cantidad sino también deseo. Un deseo que se convierte en una obsesión y necesidad: Nada puede resultarnos ya placentero, gratificante o asociado a la diversión si no es bajo los efectos del alcohol.

Esta necesidad delata muy claramente la diferencia entre un bebedor de alcohol por placer y amenizar o acompañar una velada del que lo hace porque para buscar ese efecto que le haga ir colocado huyendo de su sí mismo.

Es un planteamiento curioso porque mientras vamos enfermado progresivamente, perdemos el tiempo en preguntarnos a ver si lo estamos haciendo.

Quiero decir, que enfermar no es una cosa que repente pase sino que se va laborando y «fabricando» poco a poco pero dejando claros signos y síntomas de ello.

A veces queremos ignorar la evidencia mintiéndonos a nosotros mismos incluso.

Todo consumidor habitual o con frecuencia, y más especialmente si lleva años haciéndolo, ya sabe de sobra sin necesidad de que se lo diagnostiquen, que su consumo no es normal desde hace tiempo.

Para terminar, el consumo de alcohol si se vuelve insaciable, se le puede llamar como quiera pero si fuera mi caso, yo me preocuparía e iría corriendo a pedir ayuda y no quedarme con esa necesidad imperiosa de querer más y más sin que nunca me baste porque personalmente así lo hice y así lo viví con el resultado de que necesitaba más el beber alcohol que el respirar, porque puede que el cuerpo se sacie alguna vez debido a la intoxicación, pero la sensación en el cerebro y el alma …nunca se sacia, siempre permanece vacía.