Inestables
«Hay que saber cuándo o cómo pillarlo…, Cómo vendrá…., Depende del humor que esté…» ¡Es insoportable e insufrible! ¡Agotamos! La inestabilidad de los enfermos alcohólicos desconcierta y crea una tensión permanente que hace que los demás siempre estén pendientes de nuestro lenguaje, tanto verbal como no, para así podernos hablar de una manera o de otra.
No somos conscientes porque estamos enfermos pero para aguantarnos a nosotros (ya no digo convivir) es casi una tortura: Se miden las palabras, se analiza nuestro estado, se guían por nuestro humor, se calcula cada detalle para no crear el lío y conflicto, etc.
Recuerdo que cuando bebía siempre me cabreaba y decía: ¡Pero ahora que he hecho para que me pongas malas caras…! Y no entendía que no es que hubiera hecho nada en particular, sino que la hacía constantemente y tal vez en ese momento, la persona que «me soportaba» estallaba u otorgaba con su silencio e indiferencia.
Esa inestabilidad tan característica de la conducta alcohólica (variar de humor y estado de ánimo constantemente) hace que los demás actúen condicionados por la tensión, a veces el miedo, e incluso con condescendencia o complacencia para evitar conflictos y no tener que discutir. Otra vez más, una conducta alcohólica que a la hora de valorar pasa como invisible o desapercibida cuando precisamente el daño que crea es muy grave.
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Normalmente si el enfermo es agresivo se le sigue la corriente y el familiar intenta no alterarlo aun mas si cabe para evitar sus consecuencias.Leer más ..