Hay que cambiar … hasta la forma de cambiar.

Recuperarse y seguir haciendo o siendo el mismo es casi, por no decir del todo, imposible.

No es una cambio radical sino exponencial.

Esta metamorfosis no debe surgir por sí sola, sino a base de mucho esfuerzo, reflexión, e introspección.

Cambiar la actitud significa cambiar la conducta. Nuestra actitud ante una recuperación alcohólica debe ser optimista, positiva, enérgica, pero especialmente … real.

Cada paso que avanzamos, es un paso que más lejos dejamos al alcohol. Por esa razón, el cambio, al final del proceso de rehabilitación debe ser total. La recuperación es eterna porque la enfermedad es crónica y nos acompaña siempre, pero lo difícil para llegar a ella y mantenerse es dar los primeros pasos, ya sea a través de un programa o tratamiento, para aprender a vivir sin necesidad de beber.

Por esa razón, el cambio nunca debe ser radical ya que se estaría utilizando la inmediatez e impulsividad y estas conductas son más propias de la enfermedad que de la recuperación.

Durante todo este proceso de cambio hay que tener presente que nuestro pasado y herencia alcohólica estarán constantemente llamando a nuestra puerta y nos harán cuestionar y cuestionarnos si realmente estábamos tan enfermos, si era necesario emprender esta proeza (siempre consideraré a una persona enferma alcohólica que se recupera y abandona la botella como una proeza por la dificultad que sé que supone hacerlo).

Cuando hablo de cambio obviamente no me refiero a nada físico ni material, sino a la manera de gestionar el tiempo, las emociones, las adversidades, los nuevos hábitos saludables, y la ilusión de vivir sin tener que recurrir a la botella para tener valentía o atrevimiento.

Todo cambio asusta e implica descubrimiento, curiosidad, contemplación, y en esta situación, cuando el cambio es positivo especialmente, ilusión. Es. como mencionamos en muchas ocasiones, un renacimiento.

Por eso es tan complejo trabajar bien una buena base en la recuperación alcohólica. Porque nuestras conductas tienen que pulirse y modificarse para alcanzar, sin alterarnos ni desanimarnos, logrando un bienestar personal y con los demás.