Gente corriente

«Mirad,yo os envío como ovejas en medio de lobos;por lo tanto,sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas. Pero cuidaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas… Mt 10:16

 

Pienso que las bases de una recuperación son muy claras y adquieren un consenso mayoritario en todas partes del mundo,sea cual fuere el programa o método que utilicen:Firmeza,paciencia,perseverancia,constancia,tenacidad,esfuerzo,compromiso,etc.

Pero a esa base hay que ir añadiéndole poco a poco otros valores a medida que evolucionamos para confirmar ese progreso de crecimiento. Entre ellos,la tolerancia,el respeto,y sin ninguna duda,la humildad.

«Gente corriente». es un concepto que siempre me ha llamado la atención porque los años que estuve bebiendo, me confundía con el significado de esa expresión.Siempre lo asociaba a mediocre y vulgar, …a derrota.

Esa sensación de superioridad que me proporcionaba el alcohol de creerme mejor,más listo,espabilado,y astuto. Esa falta de humildad muy propia del alcohólico,esa intolerancia de pensar que sólo mis creencias tenían valores,y ese sinfín de percepciones distorsionadas consecuencia del consumo,hicieron que sin ningún mérito adquirido,aspirara a estar por encima de los demás y de mis propias limitaciones o posibilidades.

Desde la barra del bar,impregnado de alcohol y despotricando o «arreglando el mundo»,cualquier cosa que veía,observaba o escuchaba que hacían los demás,me parecía una tontería o una pérdida de tiempo.

Una procesión (como estos días),gente disfrazada,fiestas tradicionales,ir a dar un paseo,contemplar la naturaleza,hacer deporte,ir de excursión,etc. Cosas que hace la gente corriente,personas normales sin grandes pretensiones ni vanidades,me parecían gilipolleces y actividades de mediocridad.

El alcohol nos va atrapando en un  mundo fantasioso e imaginario. nos engaña exigiéndonos resultados a sabiendas que nuestra actitud es nula. Sólo de esa manera consigue que nos frustremos y entremos en su juego de estar enfadados con el mundo.

Entre copa y copa nos reímos de los demás para justificar nuestro poco valor o atrevimiento a hacer ese tipo de cosas que hacen,porque en realidad nosotros no tenemos ninguna ilusión más allá de la botella.

No quiero beber. Quiero ser «gente corriente». Quiero …poder seguir viendo las ovejas.