Fechas con lincéncia

Aunque a muchos nos pase desapercibidos, cuando llegan este tipo de fiestas, en muchos hogares se tiembla de miedo y entra el pánico y ansiedad por lo que es muy probable que suceda: que la semana santa se convierta en la semana tragedia.

La sociedad consumidora de alcohol en general (habituales, moderados, enfermos) durante estos días aprovecha para «beber con licencia». Ocurre igual en navidades, en los meses de verano y en otras fiestas como puentes largos.

Licencia para beber significa principalmente dos cosas: más tiempo y mas permisividad y aceptación social.

Encima, si acompaña el buen tiempo, ese consumo aumenta mucho más de la media.

No necesito ningún tipo de estudio científico para demostrarlo, simplemente por la observación y la experiencia lo sabemos.

Ese consumo de más y episodios de abuso no beber sin control acarrea consecuencias: discusiones, conflictos, tensión.

Lo que en un principio tenía que ser unas vacaciones o un relax de lo duro que resulta el cada día, acaba por convertirse en un sufrimiento.

En estas fechas, beber «está bien visto». No hay tantas miradas inquisidoras e incluso se perdonan muchos reproches o recriminaciones porque hay como una especie de «stand by» o tregua.

Yo no estoy en contra del consumo, lo estoy de las consecuencias y la enfermedad que este acarrea cuando deja de ser normal para ser enfermizo. Por lo tanto, siempre me gusta analizar y trasmitir la realidad de lo que sucede alrededor del alcoholismo aunque haya gente que no le guste escuchar porque se siente reflejado y eso le pueda incomodar.

Precisamente es en estas fechas cuando más tenemos que ser conscientes de que si nuestro comportamiento es etílico y prolongadamente empapado de alcohol, detrás arruinaremos las fiestas de los que están a nuestro lado y nos quieren.

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Reposición de nuestra 1ª temporada de VIVIR o BEBER  2/12/2017