Familiares enfrentados por culpa del enfermo

No todos los miembros de la familia piensan, actúan, y entienden la enfermedad de la misma manera.

Los enfermos tenemos la necesidad de enfrentar a unos con otros para sobrevivir. Es necesario ser muy estratega y manipulador para hacer aliados por una parte, cómplices por otra, para combatir las amenazas.

Los «aliados» son a los que nos es fácil seducir, mentir y engatusar haciéndoles creer que no es tan alarmante y exagerada nuestra forma de beber y que tampoco es para tanto como se está magnificando la situación. Éstos suelen ser los codependientes.

Para entender esta reflexión hay que tener claro que no todos los familiares son co-dependientes ni todos los co-dependientes tienen por qué ser familiares.

Los cómplices son aquellos que , aunque no estén enfermos ni tengan un consumo con abuso o exagerado, también beben de vez en cuando o con frecuencia y prefieren «hacerse los locos» o ponerse de parte del enfermo minimizando o justificando su comportamiento para evitar la confrontación y resguardarse de su confidencialidad.

Por último, las amenazas: Éstas son, al igual que los co-dependientes, víctimas igual porque por ser directos, decir la verdad, y tener valor a enfrentarse al enfermo y sus defensores, siempre son los malos de la película y acaban peleándose, o en su defecto discutiendo, con los demás miembros de la familia.

¿Parce complejo y retorcido? Pues … eso es el alcoholismo.