Excusas mil, motivos ninguno

Al comienzo, siempre tenemos un argumento, un motivo para justificar las consecuencias. Pero con el tiempo, todo eso se convierte y engloba en un solo concepto, excusas.

Justificarse y buscar excusas es tarea fácil. Para ello utilizaremos todos los recursos posibles de los que nuestra mente manipuladora dispone: comparación, suavizar y minimizar las consecuencias, normalizar el consumo, desdramatizar los comportamientos, culpar a la sociedad, a nuestra infancia, a cualquier etapa o circunstancia de un porqué qué realmente no existe.

Las falsas promesas, los “no lo volveré a hacer más”, los juramentos de mentira y las excusas desaparecieron al tomar conciencia de que esta- ba enfermo, necesitaba ayuda y debía ponerme en tratamiento. Los enfermos alcohólicos no cumplimos lo que prometemos no por falta de buena intención, sino por enfermedad y necesidad.

Estas excusas para un enfermo alcohólico son la escalera hacia la muerte.

El momento nunca será el ideal si no creas tú el momento.

 

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