¡ Estoy harto de estar harto!
Estar harto de estar harto, es un gran comienzo.
No me gusta el concepto tocar fondo cuando se habla de alcoholismo o abuso de alcohol. No me gusta porque aunque muchas veces sea necesario para poder levantarse y reconstruir, otras no hay esa suerte y la persona se queda por el camino, trágicamente sin llegar ni «a eso».
Si es cierto que cuando el alcohol te supera, te domina la vida, te ha robado todo lo que tenías incluyendo la dignidad, poco queda ya de persona y mucho aparece de enfermo.
Llegado a este extremo ya no debe haber negociaciones y se tiene que contemplar la posibilidad de salir de ese maldito y bastardo pozo en el que te hunden las drogas y el alcohol.
Por eso, tengo la certeza que a veces es mejor no soportarse que seguir mintiéndose.
La rabia, la ira inhibida y contenida, la frustración y decepción, pueden transformarse en la energía que nos de la fuerza y el impulso a lograrlo. En lugar de andar por ahí, lamentándonos y compadeciéndonos, mejor hartarse ya de tanta miseria y hacerse la víctima y reaccionar con mucha fuerza, con mucha Fe y esperanza, con mucho valor y esfuerzo para acabar conseguir dar ese primer paso que nos puede devolver a la vida; la sobriedad.