Estar tan mal que uno mismo es incapaz de imaginar que las cosas pueden ir bien.

Durante muchos años tuve esa extraña sensación de que cuando algo iba bien, algo malo iba a suceder. No era un simple malestar temporal, o unos pensamientos obsesivos puntuales, sino una constante en mi vida que iba mucho más allá y no me dejaba vivir en paz. Mi excusa era que sólo el alcohol podía acallar esta amargura, cuando en realidad era quién hacía que aumentase cada vez más.

Es «sencillo» hablar de palabras que todos conocemos y hemos escuchado en los demás infinidad de veces, en una sociedad tan tocada del ala y jodida como esta, en la que nos familiarizamos con conceptos como «angustia», «ansiedad», «depresión», «baja autoestima», …

Pero lo más triste y angustioso es pensar y creernos que es normal. Que tal vez la culpabilidad y el remordimiento por nuestra actitud nos está castigando y no nos merecemos ser felices.

Puede que una de las razones más significativas de este tipo de pensamientos tan comunes sea el error de pensar que el alcohol no es una droga, que no es una sustancia que sea capaz de construir toda esta tortura y amargura vital porque la asociamos siempre a bienestar, diversión, tranquilidad, y recompensa. Incluso en los inicios, ya vamos con la idea de que es el remedio a muchos males y la alternativa para «olvidarnos» un poco de esta presión asfixiante en la que se ha convertido vivir hoy en día, en la actualidad.

Pero nada más lejos de la realidad: El alcohol es un gran depresor del sistema nervioso central y su su «modus operandi» es ir día a día, año tras año, copa a copa, en personas vencidas y derrotadas. rendidas, amargadas, frustradas, sin ilusión, sin proyectos, … sin esperanzas.

Todos nos merecemos ser felices y a aquellos a los que el alcohol ya maneja nuestra vida, como alcohólico y vivencia que experimenté con mucha intensidad, les digo que no tengan miedo y se lancen a por un tratamiento y adquieran un compromiso para recuperarse, porque seguro que aunque no todo resulte bien, muchos de esos pensamientos que tanto y tanto daño nos han hecho, van a desaparecer.