¿ Escuelas para aprender a beber? ¡Eso no existe!

Antes de que sigamos con nuestra tontería y fantasía enfermiza de querer controlar el consumo cuando éste ya nos controla a nosotros, mejor descubrir la verdad.

El alcoholismo no es una broma, no es una mala etapa, no es un «no saber» beber, … ¡Es una grave enfermedad que necesita de tratamiento urgente!

«Reconozco que cuando comencé con todo esto, pensaba que eran unas breves pautas y sugerencias para trasmitir lo que he visto y experimentado como consecuencia del mal uso y abuso del alcohol. Hoy en día, tras muchas reflexiones y dedicación, cada mañana cuando me despierto, me paro un momento delante el teclado, suspiro y pienso: ¡Cuánto trabajo qué nos queda para hacer».

Los estímulos y mensajes de esta sociedad están empañados con alcohol. Cada vez tiene más fuerza, cada vez se «fabrican» más futuros alcohólicos, cada vez se justifica más el consumo, cada vez, muy lamentablemente, se asocia más la idea de diversión, bienestar, y placer con el beber.

La delgada linea que separa al bebedor de alcohol del enfermo es más cercana y fácil de traspasar.

Nos pueden decir muchas cosas, informar y concienciarnos, advertirnos, y sensibilizarnos, pero cuando enfermamos la decisión y última palabra la tenemos nosotros, los enfermos, ya no quedan atajos, experimentos, intentos desesperados de control, ni nada por el estilo porque el problema es crónico, irreversible, y sin vuelta atrás.

La única e innegociable alternativa es recuperarnos. No vayamos a «escuelas o academias» para aprender a beber o controlar. vayamos en busca de profesionales, centros o asociaciones para recibir ayuda.