¡Es muy buena persona, pero cuando bebe …!
Tal vez haya recurrido a esta expresión algunas veces para encabezar una reflexión, pero lo hago porque considero que es «la madre» de todas ellas.
No se trata de bondad,sino de enfermedad.
Ser buena persona pero cada vez que bebemos no nos comportamos como tal, no atenúa ni justifica nada. Simplemente delata que no podemos beber porque al hacerlo perdemos el control, abusamos, o nos comportamos inadecuadamente.
Lo más significativo de esta frase es que él que la dice, está intentando convencernos de algo.
Creo que de cada diez familiares que vienen a la asociación en busca de información y a a hacer una entrevista, nueve dicen lo mismo.
Nunca dudo de la bondad o las buenos propósitos de la persona, en cambio sí lo hago del enfermo.
La personalidad enferma anula a la personalidad normal e innata, por lo tanto es la primera (en la que habla y manda el alcohol) la que predomina delatando su conducta y mostrándonos a una persona totalmente diferente de la que nos están hablando o se están refiriendo.
La balanza que mide la bondad, si uno de los pesos es la botella, siempre se inclinará hacía ésta. Quiero decir, que por muchas cosas que hagamos bien en nuestra vida, por ejemplo sobre mil: 999, las ponemos a pesar en un extremo de esa misma balanza, y la otra sola es una actitud alcohólica que por ir colocados y bajo los efectos del alcohol nos comportamos mal, agresivos, insultantes, despreocupados, irresponsables, inmaduros o cualesquiera de tantas conductas que «nacen»» de ese abuso, …siempre pesará más la mala que las restantes.
En este ejemplo se ve perfectamente en como los alcohólicos vamos hundiéndonos moral y psicológicamente porque existe un conflicto, una lucha interna entre la persona que éramos y en la que nos ha convertido el alcohol que, por muchas cosas buenas que hagamos, siempre acabamos jodiéndo todo el buen trabajo en una noche de copas.
Esta situación, nos destroza, nos despoja de la autoestima, nos tortura, y nos hace dudar (siempre que no sepamos o reconozcamos que tenemos una enfermedad) si realmente somos tan buenos.
Lo mismo les sucede a los familiares que nos conocen bien: No entienden por qué, sí siempre hemos sido de una manera, ahora nos hemos transformado. En realidad, lo que no entienden o comprenden que todo eso sucede porque somos enfermos.
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Ser buena persona 999 veces del tiempo y una vez alcoholico desenfrenado pesa mas ese uno por mucho que seamos embajadores de la buena voluntad o estupendos samaritanos en nuestras obras.Leer más ..