¿Enfadados con el mundo?

 

A los que nos hemos pasado flotando media vida en una botella, el mundo no nos debe nada sino más bien nosotros le debemos mucho.

Los alcohólicos solemos actuar con el mismo patrón de conducta, pero si en algo coincidimos casi en su totalidad, es en ese comportamiento infantil. inmaduro, y de  pataleo por estar constantemente enfadados con todo y todos.

Inestables y caprichosos, frecuentemente de mal humor, tan irregulares que ya no saben por donde pillarnos: Igual estamos carcajeando que, en la próxima copa, ya estamos en una actitud desafiante y vociferando.

Todo son «contras», los «pros» desaparecieron hace tiempo. A todo le vemos pegas. Todo nos parece complicado. Nos ahogamos dentro de un vaso de agua, no sabemos hacer nada sin depender de otros, abusamos del amor y la amistad siempre con un fin e interés. A pesar de ser constantemente correspondidos (inexplicablemente), …seguimos de mal humor.

¿El motivo al que aludimos para estar tan enfadados?… ¡Da igual, si no es uno será otro!

Caras largas, morros, resoplar, gesticulación, tensión impregnada en el rostro.

Esta actitud frente a la vida hace que además de estar malhumorados, siempre pensemos mal, que desconfiemos, que todo lo veamos gris más bien tirando a negro.

Si ya agotamos con nuestra presencia, imaginaros por el estado que reflejamos o trasmitimos.

Los enfermos alcohólicos cuando no hacemos nada para poner remedio o evitamos reconocer y aceptar un tratamiento, seguimos una vida muy lineal y plana: Una vida de «des»: Desencantados, desilusionados, decepcionados, desmoralizados,…

Huelga explicar que ese mal humor permanente, por mucho que lo neguemos o nos engañemos a nosotros mismos, es consecuencia de ese consumo prolongado que al final actual como gran depresor vital. Buscar otra explicación es buscar otra excusa … más.

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