En diferido

¡Qué lastima tener que verlo siempre en «diferido»!

Así son las consecuencias derivadas del abuso del alcohol: Nunca se ven en directo por el propio enfermo sino que necesita que la anestesia que se lo impide y le mantiene en un estado de alteración de su propia conciencia, pase y se le vayan los efectos del alcohol para observar las jugadas más o menos como reales.

De todas maneras es una visión aplazada o retardada nunca es objetiva porque siempre estará condicionada por los remordimientos y muy probablemente acompañada de un estado depresivo y de culpabilidad que se lo impedirá.

De ahí que primero la hacemos, después nos arrepentimos.

Si la lógica o sentido común existiera en esta enfermedad no sería una enfermedad porque la lógica sería evitar llegar a ese estado para no tener luego que lamentarlo y por otro lado, la anticipación no existe o está anulada por la necesidad.

Por ejemplo, si cada vez que bebo acabo discutiendo, lo normal sería no beber para no tener que acabar en conflicto y anticiparme a esa acción. Pero, aún a sabiendas que si bebo voy a tener conflicto, discusiones, accidentes, problemas, etc… sigo haciéndolo, es porque la necesidad imperiosa de consumir me está venciendo y yo ya no tengo ni el control ni dominio de la situación.

¿Por qué hablo del diferido? Porque cuando las cosas pasan en directo e impera la sobriedad y serenidad, puede aparecer la prudencia. Pero, si tengo que analizarlo cuando ya está hecho, la situación es inevitable y no da tiempo a rectificar.

Cuando las consecuencias son menores, intentamos desdramatizar y minimizarlas dejándolo en anécdotas, pero cuando acaban en tragedia … el impacto psicosocial es tremendo y aterrador.