¡Tú eliges: Beber o vivir!

Pretender vivir bebiendo es incompatible, pretender beber viviendo, también.

Una vez que el vínculo con el alcohol es total, tu vida se convierte en un triángulo amoroso destructivo.

Por una parte quieres vivir y sentir que lo estás haciendo. intentas amar a la vida y las pequeñas cosas hermosas con sus detalles maravillosos que la componen. Quieres sentir, percibir, contemplar, tener sensaciones que te completen y llenen esa insatisfacción personal. Pero mientras tu consumo forma parte de ti, éste se encargará de destruir todo lo vayas construyendo.

No se puede estar en misa y repicando las campanas a la vez.

O una cosa o la otra.

El alcohol nunca será el problema. La forma de consumirlo y el por qué, sí.

¿Qué es difícil dejar de beber? Más todavía es intentar continuar haciéndolo y querer tener una vida plena, tranquila, y de bienestar.

Todas las personas, como es mi caso, que se encontraron o todavía siguen en esta situación tienen que decidirse, decantarse por una de las dos caras de la moneda: La botella o yo.

Es una decisión muy personal, muy compleja, y muy difícil de tomar cuando se está intoxicado y el alcohol ya maneja las riendas de nuestra vida, pero es la única alternativa.

Si consigues dejarlo, vivirás. Si continuas, simplemente existirás.

Los tríos con la botella de amante por en medio, … nunca resultaron.