El síntoma más delatador: Cuando se empieza a mentir

Cuando se empieza a mentir …para consumir. No son mentiras piadosas, ni pequeños embustes cotidianos como cualquier persona, por muy buena que sea, pueda decir de vez en cuando. No, son mentiras cada vez más grandes, más inventadas, más retorcidas.

Cómo comentaba, Josemi, un compañero mío, «cuando empiezas a mentir ..¡ya está» haciendo alusión de que todo ese engranaje mental que diseñamos con los años y nuestra educación, por muy buena y correcta que haya sido, al comenzar con las mentiras el alcohol empieza a ganarnos su primera batalla. Batalla que se convertirá en batallas, batallas que crearán un conflicto interior que probablemente será la guerra más difícil con la que tendremos que lidiar en nuestra vida. Una guerra …que seguramente perderemos.

Lo que me mantiene sobrio y sereno es comprender que mi enemigo, el alcohol, es más poderoso que yo y, que contra él no debo enfrentarme o luchar, sino huir.

Todas esas mentiras para poder beber se extenderán al resto «de artes» sucias como la trama, la conspiración, el engaño, la complicidad, el chismorreo, los falsos testimonios, y varias cosas más que pueden aumentar la gravedad según la necesidad enfermiza que vayamos desarrollando.

Es en los primeros síntomas cuando hay que intervenir, que no reñir ni recriminar sino informar y explicar para que el futuro enfermo pueda comprender y no tenga la necesidad de llegar a un punto sin retorno.