El regreso
«Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo,da tres vueltas por tu propia casa» Proverbio chino
En el inicio de una jornada de fiesta todo pinta bien. Hay siempre ilusión de pasárselo bien y buenas perspectivas de lograrlo. A medida que se va empapando de alcohol la cosa va cambiando secuencialmente: todo empieza a salir como no se había programado.
Hay personas que beben y son moderadas,hay otras que lo hacen y esporádicamente se exceden un poco más de la cuenta pero no sufren ningún tipo de consecuencias al saber parar y retirarse a tiempo, y hay unas últimas que beben y no deberían beber porque ni saben,ni pueden,ni quieren parar una vez que se han calentado.
Dejando de lado el transcurso de cualquier jornada alcohólica, siempre hay un final y regreso. Hay una hora en que todo se termina,las luces se apagan,la gente se va retirando lentamente y se acaba lo que se daba. En esa hora es cuando se observa muy bien quién no bebe para disfrutar,placer o socializar, sino por necesidad de ir en busca del efecto continuo y duradero del alcohol. Quién realmente no tiene capacidad de parar los consumos,de saberse retirar y dar por finalizada la historia.
De hecho,junto con la dependencia y la tolerancia propia del alcoholismo,es una de las conductas que mejor definen y delatan al perfil de enfermo y lo diferencian claramente del bebedor normal o social.
Pero, ¿Cómo es ese regreso? Porque la capacidad de recordar al día siguiente influye mucho para analizarlo. ¿Nos acordamos realmente de todo lo que pasó durante la noche? ¿sabemos cómo llegamos a casa? ¿Tenemos varias lagunas?…
Frecuentemente buscamos respuestas en otros, o sencillamente nos comparamos, para saber si estamos enfermos o tenemos un gran problema con el alcohol. Muchas de esas respuestas están en el reflejo de nuestra conducta y comportamiento. Sólo hay que saber analizarlo. Por supuesto,ese tipo de regresos accidentados,amnésicos o anestesiados,nunca suelen ser un buen síntoma.[youtube]http://youtu.be/-jPg2M1UYgU[/youtube]