El «otro» verano

El mundo al revés.

Los veranos ya no son cómo debían ser sino todo lo contrario, lo qué no debería.

El «verano social» se está convirtiendo en una época de permisividad y con licencia para beber más. Es, como si de algún modo, se abriera la veda de la caza del alcohol.

No me iré a algo tan simple y que ya me aburre como es el turismo etílico con el que los medios nos machacan constantemente a través de noticias sensacionalistas de caídas, balconings, obscenidades y ordinarieces a plena luz del día, al «vale todo», etc que practican cuatro inconscientes y copan todas las portadas. Voy a sumergirme un poco más en el aspecto tradicional y cultural nuestro, el mediterráneo, en el que los veranos eran veranos. olían a verano, nos hacían soñar a verano, nos hacían sentir a verano, e incluso a la mayoría de adolescentes les brindaba la oportunidad de su primer amor … de verano.

La cosa ha cambiado bastante. ¿Quién tiene la culpa? No lo sé, aquí cada uno da su versión pero si tuviera que decantarme por señalar a un culpable, diría que todos en general.

Las verbenas y fiestas populares ya no son verbenas, son borracherías a plena calle y con permisividad. El otro día me comentaban, en un pequeño pueblo de nuestra isla (porque soy de Mallorca (España) y lo especifico ya que muchos lectores son de otros rincones del mundo y sin el contexto no pueden entender bien el significado de este artículo), que las personas mayores del lugar ya no se atreven a bajar a la fiesta popular que celebran una vez al año porque sólo ven desconocidos, ruido, desastres en el consumo de alcohol, y un descontrol total.

Los conciertos, las fiestas, las estancias nocturnas en la playa antaño de tertulias y encuentros, y los «sopars a la fresca», han dado paso a los macro botellones y consumo de atracón.

Eso de aprovechar el verano para hacer vida saludable ha pasado a la historia. Ahora, los jóvenes prefieren una buena concentración masiva de consumo a un paseo en bicicleta o hacer deporte.

No me gusta generalizar porque sé que hay muchos adolescentes y jóvenes que son muy sanos y sí hacen eso, que viven de verdad y sienten «el otro verano», el real.

Es cierto que los tiempos han cambiado pero no por ello debemos cambiar las buenas costumbres. Comprendo que la sociedad es asfixiante y muy exigente (trabajo, estudios, cuidado de niños, tareas domésticas, estrés, polución, ruido urbano, etc) durante el resto del año y, en esta época invita a descansar, desconectar, y despreocuparse. pero al final, tendré que tirar de dichos y sabiduría popular aprendida de generación en generación para terminar diciendo aquello que tantas veces escuché:

No hay que confundir libertad con libertinaje.

Esto es lo que hay y, a pocos días de la llegada de nuestro cálido y maravilloso verano, cada uno decidirá cómo lo quiere: Verano de vida o verano de bebida.

1 Comment

  1. Enrique Román Martinez en Facebook el 13 junio, 2016 a las 5:58 am

    Buenos días, por suerte yo aun disfruto de esos veranos de paz y tranquilidad,es cierto que no es un sitio de costa ni muy turístico, pero se llena de gente que el resto del año trabaja y vive por distintos lugares de la geografía.Leer más ..

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