¿El mejor fármaco del mundo? La disciplina

La disciplina en sí, ya implica un sinfín de virtudes: Perseverancia, constancia, tenacidad, paciencia, esfuerzo, sacrificio, esmero,… que te conducen a otra infinidad de beneficios como la madurez, responsabilidad, prudencia, sensatez, conocimiento, actitud,…

Personalmente creo que es la medicina del alma. ¿Qué la deberíamos tomar todos? ¡Sí, por supuesto! Pero por mi condición de alcohólico, me interesa resaltarla ante cualquier otra actitud cuando hemos enfermado.

No es que los enfermos alcohólicos seamos especiales o diferentes, pero desde luego lo que es la disciplina …brilla por su ausencia.

Creo que un alcohólico puede tener todo menos disciplina. La botella trabaja lenta pero progresivamente para apartarte de ella. En el proceso de enfermar te vas dejando, abandonando, cayendo en la inactividad, despreocupación, irresponsabilidad, inmadurez, sedentarismo, e insensibilidad por todo lo que sucede a tu alrededor.

Si decidimos poner fin a este infierno, por muy bien que lo hagamos y sigamos un método, una técnica, o un buen tratamiento, como no adquiramos el hábito de disciplinarnos, pienso firmemente que es imposible que nos recuperemos.

La disciplina es un medicamento muy amargo al principio y tiene muchos enemigos como la pereza, el autoengaño, la fantasía, la inmediatez, etc.

Nos hace trabajar todo aquello que no queremos hacer. Nosotros queremos ir siempre por la vía rápida y obtener resultados inmediatos con la ley del mínimo esfuerzo, y la disciplina es incompatible con todas estas circunstancias.

Además, es exigente. Te pide sacrificio, confianza, esfuerzo y trabajo duro, y eso tampoco casa con la actitud de un alcohólico.

Poco más hay que decir que no haya dicho de ella en esta reflexión. ¿Contraindicaciones o efectos secundarios? … ¡Bienestar!. Alguno puede pensar ¿Acaso es el bienestar una contraindicación o algo malo? Pues para el alcohol, sí.