El enemigo en casa
«Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos» Maquiavelo
No voy a hablar exclusivamente de agresividad o violencia, sino de de presencia.
La simple presencia de convivir con un alcohólico ya incomoda.
Cuando la sociedad se conciencie que, muchas veces esas personas tan amables,simpáticas, afables y encantadoras con todo el mundo aunque hayan bebido «un poco más de la cuenta», cuando regresan al hogar se convierten en verdaderos monstruos que intimidan,anulan o manipulan a su entorno más cercano, entonces comenzará a estar preparada para ver la verdadera gravedad de la enfermedad del alcoholismo.
Este patrón de conducta lo solemos seguir la gran mayoría de enfermos. Cuando no estamos de alterne, en la calle, con extraños o desconocidos, nos quitamos la máscara de la farsa y apariencia social que tan necesaria es para «andar por fuera» y sacamos el verdadero temperamento y personalidad agravado y potenciado por el consumo,aumentando la frustración,amargura,rencor y odio acumulado o reprimido, para expresarlo y trasmitirlo a la gente que está,vive,y convive con nosotros.
Es cómo si de algún modo se lo hiciéramos pagar a ellos.