El borracho

» Eran sólo las 23 hrs de la noche de un viernes, en una calle muy transitada y conocida por sus zonas de ocio entre bares y restaurantes, situada en un buen barrio y poblada de gente que estaba por los alrededores comenzando su noche de diversión y preparados para divertirse. Unos cenaban, otros iban llegando a los locales para dar pistoletazo a su marcha, y otros simplemente paseaban y disfrutaban del ambiente tranquilo y festivo del inicio del fin de semana.

Entre ellas, tres señoras de mediana edad que regresaban juntas de una cena y ya se disponían a regresar a sus casas después de llevar unas horas alternando y pasándoselo bien.

De repente, a unos cincuenta metros de esa calle peatonal y transitada irrumpió la figura de una persona ebria que apenas podía andar, no coordinaba sus movimientos, y zigzagueando, no sin alguna caída por su pérdida de equilibrio, iba delante de ellas dándoles la espalda.

De repente, una de ellas al verlo les dijo a sus compañeras: Esperar un poco que tengo miedo.¿ Habéis visto ese chico que va delante de nosotras que apenas se mantiene en pie? ¡No seas exagerada,mujer. Sólo es un borracho!-dijo una de ellas, mientras la otra añadió: ¡Qué lástima, a estas horas y en este estado. No parece nadie peligroso ni con mala intención sino que simplemente lleva una cogorza!, no le des importancia mujer. Si ni siquiera no se fijará en nosotras. ¿Nos ves la gente que hay y nadie ni se inmuta de su presencia?.

¡Ya, ya lo sé pero no sé …, no me gusta. Esperaros un poco que se vaya les suplicó!

De acuerdo, si tanto te asusta o inquieta esperamos por aquí y nos detenemos hasta que se haya ido.-comentaron las amigas- y así lo hicieron»

Ese es uno más de los lamentables capítulos de mi vida por mi enfermedad en los que no todos son violentos, ofensivos, insultantes, o con consecuencias directas por mi consumo.

La mujer que tenía miedo … no tenía miedo en realidad, sino vergüenza. Vergüenza porque era mi madre y me había reconocido a lo lejos por la silueta y mi forma de andar. Ella tuvo la necesidad de convencer a sus amigas de engañarlas para que no llegaran a verme y reconocerme porque no lo hubiera soportado.

¡Nada es lo que parece! A veces, el dolor punzante y la herida que dejamos en nuestros seres queridos, nos pasa completamente desapercibidos.

Tenían razón sus amigas: ¡Sólo es un borracho!, pero para mi madre era mucho más que eso:¡Era su hijo, su vida!

Supe de ello al día siguiente por la valentía y amor que tuvo mi madre de contármelo directo y sin tapujos, pero si lo hubiera obviado o evitado sacar el tema de conversación … yo jamás me habría enterado.

 

3 Comments

  1. Enrique Román Martinez en Facebook el 10 mayo, 2016 a las 6:20 am

    Buenos días, eso es uno de los muchos casos que demuestran lo mucho que nos quieren esas madres, esos/as hijos/as, esas esposas, nos tapan hasta el punto de ignorarnos ante otras personas por no ponernos en evidencia.Leer más ..

  2. Martin James en Facebook el 10 mayo, 2016 a las 12:26 pm

    Es el amor de una madre que teme por su hijo y esta muy disgustada por la vida de su hijo, hace falta tener valor para contarlo al dia siguiente y no guardarselo para ella, es estos toques de atencion que nos hacen replantearnos nuestra vida y rLeer más ..

  3. Elena Guisado en Facebook el 10 mayo, 2016 a las 4:26 pm

    Ha sido uno de los comentarios que mas me han gustado y es que seguro que seria por vergüenza pero tal vez fuera también un acto como madre de proteger a su hijo de futuros comentarios por encontrarse en esa situación.Leer más ..

Deja un comentario

Debes iniciar sesión para escribir un comentario.