El alcoholismo no se trata, ni mucho menos se cura, con la sabiduría popular.

No dudo que los remedios de la abuela o los consejos de los más ancianos y expertos, así como la cultura popular, tenga mucho de sabiduría, pero cuando hablamos de alcoholismo lo estamos haciendo de una enfermedad. Una dura enfermedad. Una enfermedad muy compleja y difícil de tratar.

Por eso, cuando alguien quiere hacer un programa a su medida o simplemente prefiere guiarse por lo que le han dicho, ha oído, o le han contado, …corre el riesgo de en lugar de recuperarse, empeorar.

El alcoholismo tiene varias fases y en las primeras del tratamiento deben ser observadas y seguidas por profesionales de la medicina y en ocasiones, si es necesario, con apoyo farmacológico durante la desintoxicación para evitar síndrome de abstinencia o ansiedad por la supresión.

En la fase del apoyo psicológico y terapeútico, las personas que deben ayudar al enfermo, o bien deben ser profesionales, competentes y evidentemente capacitadas por una parte, y por la otra, por grupos de apoyo de personas que han vivido y pasado las mismas experiencias (alcohólicos rehabilitados) para seguir un programa muy intenso en el que el dejar de beber y consumir sólo es una mínima parte de él y se trata a la persona para que sea capaz de recuperar la autoestima, el concepto de sí mismo, la confianza y seguridad, y pueda adaptarse y encontrar el bienestar sin necesidad de consumir alcohol.