El abuso y sus otras consecuencias

¿A qué otras consecuencias me refiero? Pues hay muchas que, aunque parezcan invisibles, repercuten en nuestra persona y en otras terceras que han estado ahí, viendo el decrecimiento progresivo por el consumo: dejadez personal y física, abandono de las responsabilidades. Desgana, desilusión y desencanto. Sedentarismo e inactividad, deterioro cognitivo, pasividad, apatía, y un estado de autocompasión, quejas constantes, enfado con el mundo en general, rencor acumulado, y frustración por lo que pudimos hacer y no hicimos. Pero esas son más bien consecuencias que no queremos atribuir nunca al consumo sino a la mala suerte, a la sociedad, al sistema y a la vida en general.

Es triste que por desconocimiento dejemos pasar u ocultar muchas conductas y comportamientos que sabemos sobradamente que son consecuencia del consumo o abuso . Muchas personas podrían evitar trágicas consecuencias o vidas desgraciadas si tomaran medidas antes de enfermar y tratar con rapidez los primeros síntomas o advertencias de conductas extrañas o atípicas por dicho consumo.

La enfermedad nos advierte, nos alerta, nos delata a través de conductas y comportamientos consecuencias del consumo de que algo va mal, que comenzamos a consumir más de la cuenta, con más frecuencia, y con menos control.

El abanico de consecuencias por un mal consumo desproporcionado, en exceso y abuso o prolongado, no son exclusivamente las físicas sino infinitas.

Físicas, psíquicas y sociales.

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