¿Divertirse sin beber …? ¡Lo difícil es conseguirlo bebiendo constantemente!

«Piense usted lo que quiera, pero piénselo» Fernando Savater

 

 

Pensar que divertirse es sinónimo de juerga y descontrol, es más propio de la adolescencia y la inmadurez que del criterio y la personalidad de un adulto.

Las juergas,las marchas, las novedades,… son normales en el desarrollo,pero no dejan de ser simplemente eso:etapas.

No es mi intención cuestionar el concepto de diversión pero como alcohólico que soy,y de larga trayectoria, desde la serenidad que me otorga la sobriedad y la memoria que voy recobrando con ella, situaciones divertidas con alcohol … pocas.

Más bien todo lo contrario:malos rollos, conflictos, comportamientos y conductas inadecuadas, bochornosas, groseras, y una larga lista de consecuencias colaterales que os aseguro que no tienen nada de divertido.

Una cosa es divertirse y acompañarse de un consumo social comedido y la otra es necesitar beber para poder «aspirar» a pasárselo bien.

En la reflexión y honestidad propia de cada uno que se encuentre en este caso (el de necesitar beber para divertirse o asociar el consumo de alcohol con pasárselo bien), que haga el ejercicio de recordar cuándo fue la última vez que de verdad se sintió pleno y feliz sereno o pudo reír de verdad y con sentimiento sin necesidad de ningún tóxico que le alterara la conducta.

Por último, si todavía incluso interiorizando este tipo de reflexiones seguimos creyendo que sin alcohol no podemos lograrlo, recordar que el alcohol siempre tiene trampa y una de las más frecuentes es darnos para luego quitarnos.

En resumen,toda esa «diversión alcohólica» a medida que pasen los años y aumenten frecuencias y consumos, pasará a convertirse en fantasías y anécdotas difuminadas para acabar convirtiéndose en una dependencia y necesidad imparable y poco satisfactoria, gratificante o de recompensa en esa búsqueda de lo placentero.