Dime cómo bebes y te diré quién eres

¡Cómo!

El cuánto, cuándo, dónde, con qué frecuencia, qué cantidades, … no son más que consecuencias del Cómo.

Si bebes abusando, perdiendo el control, alterando o distorsionando la percepción y conducta, o ya has llegado a un punto de qué consumes porque buscas un efecto constantemente o has desarrollado una inperiosa necesidad de hacerlo …, si no eres alcohólico, simplemente es cuestión de tiempo.

Claro que todos los factores citados anteriormente influyen mucho en el comportamiento y en acelerar el proceso de enfermar, pero el beber de una manera desorganizada, atípica o diferente a la que se entiende por normal (por ocio, por distensión y entretenimiento, placer, alterne, etc. como acompañamiento y no como fin), muy probablemente estás enfermando.

Tenemos la mala costumbre de hacer lo fácil complicado y lo complejo muy sencillo: ¿Qué el alcohol ha entrado en tu vida de tal modo que te ha robado y asesinado a la persona que eras en realidad …? No te compliques la vida ni busques alternativas poco ortodoxas; pide ayuda y ponte en tratamiento.

A veces podría escribir horas y días, incluso. En cambio, para reflexiones como la de hoy, casi me sobra con el titular.

Al final, quien debe digerir y `profundizar sobre el mensaje, es siempre el posible enfermo. Por eso, si tu manera de beber, si tu «¡Cómo! no es el adecuado, … hazte un planteamiento.

 

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