Días de 25 horas
Intentar recuperarse de alcoholismo y no sólo dejar de beber, sino cambiar, modificar comportamientos, regenerar nuevas metas, objetivos e ilusiones y reconstruir una vida en la que el consumo no tenga cabida, los días deben parecernos de 25 horas. Esa es una buena señal, ese es un buen síntoma.
Los alcohólicos tenemos la mente muy vaga y perezosa. Tantos años de estar «abducidos»,hemos acabado con una dejadez, una desgana y desmotivación tan grande que incluso al dejar de consumir, permanece.
No concibo que alguien esté recuperándose y a la vez diga que le sobra tiempo.
No se trata de dejar de beber y estar sedentario, todo el día en el sofá viendo la tele o tirado y holgazaneando y limitarse a no consumir.
¡No, eso no es recuperarse. Eso es abstinencia!
Dejamos de beber porque estamos enfermos (se entiende), por lo tanto somos responsables de saber, conocer y comprender que esta enfermedad tiene muchos «aliados»: La pereza, el auto-engaño, la constante negociación, la desilusión, …
Si no nos volvemos a activar y enchufar a la vida con fuerza, brío y vigor, con muchas ganas de vivir, de hacer, de cambiar, de progresar, crecer y evolucionar … simplemente estamos nadando para acabar muriendo en la orilla.
Tal vez no muramos empapados y no consumamos nada, pero nuestra actitud basada en el aprendizaje de cuando bebíamos no ha cambiado nada. Y eso, es andar hacia atrás.
Sin embargo, cuando nos faltan las horas para todo: para proyectos, ocio, descanso, deporte, estar con la familia o la pareja, compartir con los amigos, emprender nuevas actividades y mantener una nueva ilusión tanto que nos da la sensación de que el día se nos hace corto … ¡Eso es la clave de la recuperación!