Despertar

Los años de consumo no son años vividos, son bebidos.

Son como un mal sueño en el que te todo está confuso, disperso, y borroso. Incluso creemos o nos autoengañamos pensando que está plagado de momentos divertidos y felices cuando es todo lo contrario.

El cerebro es una máquina perfecta, e incluso bajo los efectos de la intoxicación se sabe defender creando sus propios mecanismos, haciendo que recordemos lo bueno y lo asociemos a consumir, borrando o guardando todos esas innumerables situaciones de angustia, frustración y desesperación a la que nos ha llevado nuestro estado.

Dejar de beber es seguir durmiendo pero sin soñar, recuperarse es despertar.

Un despertar completo, un despertar donde todo lo que vivamos de a partir de ahora, sea bueno o malo, al menos seremos conscientes y ello será real.

El proceso de recuperación alcohólica comienza mal (al inicio nos es muy duro porque somos nosotros, y no los efectos de las sustancias, los que debemos manejar nuestra vida) pero a medida que se avanza y evoluciona, todo mejora progresivamente.

¡Hay que despertar! Hay que sentir cada cosa que se hace casi como si la pudiéramos tocar con nuestras propias manos o congelar. Hay que aprender a capturar los momentos mágicos al instante y no tener necesidad de coger una foto para revivirlos.

Cada uno puede hacer lo que quiera  e ir posponiendo «el momento» de recuperarse (muy propio de nuestra conducta alcohólica), pero por experiencia sé que posponer la recuperación es aumentar la agonía.

Por último, que cuando volvamos a soñar sea de verdad y no porque unas copas nos han tumbado y lo ha provocado.

Deja un comentario

Debes iniciar sesión para escribir un comentario.