«Deshomenajearse»

Estos atracones que nos damos de consumo siempre van acompañados de auto-homenajes que nos hacemos constantemente. Por atracón no me refiero sólo a un consumo de esa modalidad sino por beber en abundancia, con frecuencia y en muchas ocasiones sin control.

Estos «homenajes», traducidos a»me lo merezco o me lo he ganado» no digo que sean justos y necesarios. Sin embargo, no hace falta empapar de alcohol un momento del día de celebración, de ocio o descanso.

Porque al caer en esta dinámica (he trabajado mucho, ahora me merezco beber para compensarlo. Todo me ha salido bien, necesito desconectar. Todo me ha salido mal, necesito desconectar…) entramos en una salida a una autopista muy peligrosa; alcoholismo.

Nos educamos y acostumbrarnos sin ser conscientes a buscar la recompensa o gratificación dentro de una botella, y de tanto hacerlo … ya no hay satisfacción si no hay alcohol de por medio.

Una vez enfermamos, procuramos parar toda esta vorágine a nuestra manera e intentamos por necesidad justificar el porqué lo hacemos. De ahí desarrollamos un sistema de maquinación muy sofisticado basado en excusas, mentiras, y manipulaciones que cada vez se van magnificando.

Al final, no se entiende un alcohólico sin «su homenaje particular».

Por esa misma razón, al dejar de beber e intentar recuperarnos, obviando que es necesario permanecer abstinentes, hay que comenzar a realizar un proceso a la contra: «Deshomenajear».

Puede que necesitemos recompensas después de un duro esfuerzo o para compartir una alegría, pero hay que reeducar nuestra mente para que no tenga la necesidad de que eso sea con alcohol.

Deja un comentario

Debes iniciar sesión para escribir un comentario.